El básico y simple hecho de andar requiere el control de más 100 músculos del cuerpo. Únicamente un solo pie está accionado por 40 músculos y más de 200 ligamentos. Y, aunque pueda parecernos absurda (la siguiente exclamación), ¡somos capaces de caminar pasito a pasito sin apenas tropezarnos y manteniendo el equilibrio! Esto es algo realmente admirable si tenemos en cuenta que toda esta maquinaria perfecta se pone en marcha y en pleno funcionamiento sin que tengamos que “pensar en el cómo” para que suceda. Pero ¡atención!, mientras todo esto sucede, tu sistema nervioso ya se ha encargado de regular la velocidad de los latidos de nuestro corazón, del funcionamiento de los pulmones y, como no, del resto y total número de órganos de todo nuestro cuerpo. De los 8 sistemas que conforman el cuerpo humano (locomotor, respiratorio, digestivo, circulatorio, excretor, endocrino, reproductor y nervioso), siete dependen de uno para funcionar. ¿Adivináis cuál es el más importante? Efectivamente, el sistema nervioso, que además de ser aquel que recibe y procesa toda la información, se encarga de que tus músculos se muevan, de que respiremos o de que hagamos la digestión, entre otras muchas cosas.
La complejidad del sistema nervioso
Estamos tan habituados a pensar, a hacer, a recordar, a tener sensaciones, que se nos pasa por alto preguntarnos qué hace que seamos capaces de llevar a cabo todas estas tareas (que parecen fáciles, pero no lo son). Siempre podemos compararlo con el hecho de poner en marcha un coche. Damos por hecho que el coche va a funcionar correctamente: las luces, los frenos, el embrague… ¡incluso a día de hoy muchos ya vienen de serie con sensores de movimiento y de proximidad! Pero, aunque esto parezca un chasquido de dedos, hay toda una maquinaria interna, interconectada, que permite que lo que consideramos un simple coche, sea capaz de realizar todas estas tareas solo con pulsar un botón. Bien, lo mismo ocurre en nuestro organismo. Según comenta el neurólogo Daniel Prefasi, “en solo 1.400 gramos que pesa un cerebro albergamos alrededor de 80.000 millones de neuronas. A su vez, cada neurona establece entre 5.000 y 50.000 conexiones con las neuronas vecinas, lo que equivale a una compleja red de comunicación neuronal formada por más de 100 billones de conexiones”. Esta red de comunicación interna dentro de nuestro propio cuerpo alcanza los 50.000 kilómetros de nervios (cuatro veces más que la longitud del planeta Tierra) y llega a cada rincón de nuestro organismo, procesando toda la información que registran nuestros sentidos para gestionar el resto de sistemas del cuerpo. La complejidad del sistema nervioso es tal que está compuesto por diferentes tipos de estructuras y, a su vez, cada estructura puede estar especializada en llevar a cabo misiones muy concretas. Para realizar cada una de estas misiones, la comunicación entre todas las estructuras del sistema nervioso debe de ser fluida, es decir, libre de interferencias.
Partes del sistema nervioso: central y periférico
Aunque podríamos añadir más distinciones, hay dos partes fundamentales del sistema nervioso:
1. El sistema nervioso central.
Podemos decir que es como un ordenador que recibe la información, la procesa y la transmite después a los músculos y órganos a través de los nervios periféricos. El sistema nervioso central se compone del cerebro (que controla todo tu cuerpo), el cerebelo, el tronco encefálico y la médula espinal (un haz de nervios parecido a un cable eléctrico que transporta información entre el cerebro y el resto del cuerpo en ambos sentidos). Este sistema es tan importante que, si te fijas, es el que más protegido está por estructura ósea: el cerebro está completamente protegido por el cráneo y la médula espinal tiene una valiosa armadura: la columna vertebral. Cualquier desajuste en la columna vertebral va a repercutir, de una forma sutil o de una forma más profunda en nuestra médula espinal y, por lo tanto, en toda esta red de comunicación interna de nuestro organismo.
2. El sistema nervioso periférico.
Este sistema está formado por la parte somática y por el sistema nervioso autónomo. La parte somática está formada por los nervios que salen del tronco encefálico y de la médula espinal y que se encargan de inervar la musculatura de forma voluntaria y de captar la sensibilidad de la piel y conducirla de nuevo al sistema nervioso central. Una interferencia en estos nervios puede producir desde dolor, pérdida de fuerza, pérdida de sensibilidad, hormigueos, mareos, vértigos…
El sistema nervioso autónomo o vegetativo es el que da órdenes a nuestro cuerpo de forma automática. También se divide en dos partes: el simpático y el parasimpático. Este sistema permite que realicemos muchas de las funciones vitales (respiración, digestión, excreción…) de forma inconsciente y así podamos realizar el resto de funciones voluntarias como leer, cocinar, salir a pasear, etc.
El funcionamiento del sistema nervioso es complejo y, a la vez, fascinante. Cada parte tiene unas funciones concretas, pero, a su vez, dependen la una de la otra. Si los nervios periféricos están interferidos, la información que va a recibir nuestro cerebro, va a ser “defectuosa”. En base a esta información recibida, el cerebro va a procesarla y, acto seguido, a transmitirla de nuevo a los músculos y órganos de nuestro cuerpo. Ya podemos hacernos una idea de lo que puede suceder cuando existen bloqueos en nuestro sistema nervioso.
El importante papel de la quiropráctica en la fluidez del tu sistema nervioso
Ya hemos comentado la complejidad de esta red interna de comunicación. Hasta tal punto que todos los sistemas de nuestro organismo dependen del buen funcionamiento de nuestro sistema nervioso. Este sistema actúa como filtro de todo lo que sucede en nuestro cuerpo (incluso a nivel mental y emocional, pero hablaremos de esto en otro artículo). Cualquier interferencia en este sistema de comunicación va a impedir que se lleven correctamente a cabo alguna o algunas funciones en nuestro cuerpo.
Ya hemos comentado anteriormente que el sistema nervioso central está completamente protegido: el cerebro por el cráneo y la médula espinal por la columna vertebral. Y aquí entra en juego la quiropráctica y su principal objetivo: mantener en el mejor estado posible la funcionalidad de la columna vertebral. ¿Por qué? Sencillamente porque la funcionalidad de la columna repercute, de forma directa, sobre nuestro sistema nervioso y, en consecuencia, sobre nuestra salud (en especial sobre la salud de la médula espinal). Las causas más frecuentes de la comprensión de la médula espinal son las lesiones en la columna vertebral, las hernias discales, la estenosis y el cáncer que se ha diseminado en la columna. Precisamente, la quiropráctica se centra en el cuidado de la columna vertebral para mantenerla lo más sana posible (dentro de las posibilidades de cada persona). Los ajustes quiroprácticosUn ajuste vertebral es un movimiento veloz, seguro, indoloro y de corto rango de movimiento con el que se consigue devolver la posición natural a las vértebras subluxadas. El ajuste permite recuperar la función biomecánica de la columna vertebral, permitiendo el libre flujo de los impulsos nerviosos entre el cerebro y el resto del cuerpo. no están destinados a erradicar una hernia discal (aunque esto pudiera llegar a suceder), ni a revertir una lesión vertebral o a eliminar la estenosis. La finalidad de la quiropráctica es eliminar los bloqueos en la red de comunicación interna de tu organismo que estas lesiones de columna producen. Tal como hemos mencionado más arriba, para que cada estructura del sistema nervioso pueda llevar a cabo sus misiones concretas, la comunicación entre todas las estructuras del sistema nervioso debe de ser fluida, libre de interferencias. La comprensión de la médula espinal puede causar desde debilidad muscular leve y hormigueos hasta parálisis, pérdida completa de sensibilidad e incapacidad para controlar la orina y las deposiciones. Y, cabe destacar, que un sistema nervioso autónomo con bloqueos en el transcurso de la información puede causar también otro tipo de problemas que no causan síntomas momentáneos, pero, por otro lado, pueden desencadenar desajustes orgánicos que, una vez producidos, son más difíciles de corregir. Los ajustes vertebrales están precisamente indicados para erradicar estas interferencias en la información (o para prevenirlas). Esto se traduce en un óptimo funcionamiento del sistema nervioso, encargado de coordinar el funcionamiento del resto de sistemas del organismo: locomotor, respiratorio, digestivo, circulatorio, excretor, endocrino y reproductor. Entonces la finalidad última de la quiropráctica es potenciar tu sistema nervioso para que todo tu cuerpo rinda en su máximo potencial.
Barcelona Quiropractic
Todo lo que aquí hemos expuesto es la razón por la que las personas que se ajustan regularmente tienen cambios físicos y emocionales y/o mentales que van mucho más allá del dolor. Las personas que acuden a nuestra consulta para realizar un cuidado quiropráctico y se comprometen con su salud, manteniendo la frecuencia aconsejada por su quiropráctico, experimentan en un momento clave del cuidado que se sienten mejor a todos los niveles: más enérgicos y vitales, duermen mejor, tienen una más rápida y mejor recuperación después de realizar actividad física e incluso comentan que han reducido su nivel de estrés considerablemente.
Si deseas recibir más información o quieres reservar una cita, puedes llamarnos al 660 745 576 o al 601 059 849 (este último también Whats App). Desde Barcelona Quiropractic estaremos encantados de atenderte.
Todos, siempre, podemos sentirnos más vitales y con más energía. En definitiva, ¡a gusto con nosotros mismos y con la vida!
REFERENCIAS
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Manual MSD. www.msdmanuals.com/es-es/hogar/breve-informaci%C3%B3n-trastornos-cerebrales,-medulares-y-nerviosos/trastornos-de-la-m%C3%A9dula-espinal/compresi%C3%B3n-de-la-m%C3%A9dula-espinal
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Infosalus. www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-todo-debes-conocer-sistema-nervioso-canal-comunicacion-cuerpo-20200122081644.html