EL A, B, C,
DE LA QUIROPRÁCTICA

Lejos de ver la enfermedad como algo externo que hay que combatir desde fuera, la quiropráctica tiene como principal objetivo aportar al organismo aquello que necesita, de forma natural y no intrusiva, para que la sanación se produzca desde dentro.

Respirar, caminar, leer, pensar, hacer la digestión e incluso el latir de tu corazón son funciones controladas por tu sistema nervioso. El cerebro ejecuta las directrices para organizar el funcionamiento de todo el organismo. Estas directrices viajan en forma de impulso nervioso a través de la médula espinal y llegan a un destino muy concreto gracias a los nervios.

El sistema nervioso es la mayor y más perfecta red de comunicación interna del organismo.

Parte de esta red viene protegida por una estructura ósea: la columna vertebral. La función principal de la columna vertebral es evitar daños en nuestro sistema nervioso. Los trastornos y las lesiones en la columna vertebral, además de dolor e inflamación, interfieren en la comunicación entre tu cerebro y el resto de tu cuerpo. A estas interferencias nerviosas las llamamos subluxaciones vertebrales.

Una subluxación vertebral se da cuando una o más vértebras quedan bloqueadas fuera de su posición correcta, interfiriendo sobre la médula espinal y los nervios espinales. Una subluxación puede generar comprensión del disco, mayor desgaste articular, inflamación, tensión muscular, etc. Si no se corrige, con el tiempo, los nervios pueden perder parte de su funcionalidad, irritarse y producir síntomas tan variados como hormigueos, pérdida de movilidad, ciática, mareos, problemas digestivos, etc. Y es que una subluxación vertebral afecta a nuestro sistema propioceptivo haciendo que pierda su funcionalidad. Por esto se dan una infinidad de síntomas, desde problemas orgánicos a cambios en el estado anímico, pasando por el dolor o el insomnio. Y es que “el 80% de la información que llega a nuestro cerebro lo hace a través de receptores propioceptivos situados en músculos, tendones, ligamentos y articulaciones de la columna vertebral o cercanos a ella.”

Restablecer la comunicación del cerebro con el resto del cuerpo es un impulso a la vida y es posible gracias a los ajustes vertebrales. Un ajuste vertebral es un impulso para disminuir los efectos de una subluxación y normalizar la función de nuestro sistema propioceptivo. Se trata de un movimiento rápido, específico, indoloro y seguro que el quiropráctico aplica con las manos sobre las vértebras subluxadas para restablecer su funcionalidad. Los ajustes quiroprácticos te ayudan a recuperar la función biomecánica de tu columna y a optimizar la función de tu sistema nervioso.

La premisa fundamental de la quiropráctica es reconocer la Inteligencia Innata que tiene tu cuerpo de auto curarse, auto regularse y auto regenerarse.

“Mientras caminas se accionan más de 100 músculos y 200 ligamentos y tu sistema nervioso, además, se encarga de que mantengas el equilibrio, de regular los latidos de tu corazón, del funcionamiento de tus pulmones, así como del resto de los órganos de tu cuerpo”.

Toda esta maquinaria se pone en marcha, estableciendo miles de conexiones nerviosas en décimas de segundo, sin que tengamos que pensar en ello. Es una ingeniería perfectamente diseñada por una inteligencia superior, que se escapa al control de la mente humana. Esta inteligencia trabaja cada segundo de cada día de cada año para mantenernos vivos.

La quiropráctica, lejos de tratar un síntoma o enfermedad como algo externo a nosotros, se centra en potenciar esta Inteligencia Innata de una forma saludable y no intrusiva para que la sanación se dé desde dentro.

Una columna sana y bien alineada es uno de los pilares para que todo tu organismo se manifieste en su máximo potencial y para que tu sistema nervioso trabaje de forma coordinada y coherente.

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