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Doctor, ¿esto me va a curar?

Desde hace siglos los seres humanos venimos dejando nuestra salud y bienestar en manos de diversos profesionales, creyendo que esa técnica, medicación, método, terapia, persona, etc., va a sanar nuestros síntomas o enfermedades. En definitiva, creyendo que algo externo a nosotros puede curarnos.  Pero, ¿dónde queda nuestra responsabilidad en todo este proceso? Si creemos que algo externo a nosotros puede sanarnos, física, mental o emocionalmente, caemos en el error de no admitir nuestra propia naturaleza. Y nuestra propia naturaleza no es diferente a la naturaleza que expresa continuamente su pasión en cada instante: volcanes que estallan en lava, océanos en calma o agitados, las estaciones del año, el día y la noche… Todo forma parte de un ciclo vital perfectamente conformado… Nosotros, los seres humanos, también.

Con esto no estamos diciendo que no se tenga que acudir al médico, ni que en un momento concreto tomemos un medicamento. No decimos que no se sigan tratamientos que apacigüen el dolor o nos ayuden a estar más relajados. Más bien nos referimos a que, independientemente de que lo hagamos o no, seamos conscientes de que lo que ocurre en nuestro cuerpo está en nosotros. Y que si nuestro cuerpo tiene la capacidad de enfermar, tiene la misma capacidad de sanarse. Nuestro cuerpo es sabio.

De hecho, si buscamos la definición de organismo en Wikipedia, nos dice lo siguiente: “Un ser vivo u organismo es un conjunto material de organización compleja, en la que intervienen sistemas de comunicación molecular que lo relacionan internamente y con el medio ambiente en un intercambio de materia y energía de una forma ordenada, teniendo la capacidad de desempeñar las funciones básicas de la vida que son la nutrición, la relación y la reproducción, de tal manera que los seres vivos actúan y funcionan por sí mismos sin perder su nivel estructural hasta su muerte”.

¿Qué duda puede tener cabida después de leer esta definición? Somos un conjunto organizado, nuestros intercambios de materia y energía con nuestro interior y con el medio ambiente se producen también de manera organizada y ya funcionamos por nosotros mismos sin perder nuestro nivel estructural hasta la muerte. Es decir, que dentro de nuestros cuerpos visibles existe ya, sin necesidad de que hagamos nada, un orden vital que no necesita de nuestra intención consciente para funcionar.

Esto que es tan evidente ha dejado de tener valor e importancia para el individuo y, en consecuencia, para gran parte del sistema sanitario y la sociedad en general, sobretodo en el mundo occidental. Por decirlo de otra manera, hemos perdido nuestra conexión con la Fuente, con la vida, con la naturaleza. Sí, el Homo Sapiens Sapiens, el hombre del siglo XXI, está cada vez más desconectado de su esencia.

¿Por qué hablamos de todo esto en Barcelona Quiropractic?

Es importante, para nosotros, transmitir el mensaje quiropráctico de manera honesta, clara y sencilla. La quiropráctica no va a curar nada, ni es nuestra misión o función sanar enfermedades. Eso es un efecto colateral de seguir el cuidado quiropráctico, que queda muy lejos de su finalidad y, honestamente, queda muy lejos del alcance de cualquier terapia, medicamento, método, técnica o persona que no seas tú mism@.

Entonces, os preguntaréis, ¿para qué seguir un cuidado quiropráctico? ¿Qué finalidad tiene si no va a curar mi dolor, síntoma o enfermedad? Desde la visión más tradicional de la medicina, seguir un cuidado quiropráctico sería en vano. Pero, afortunadamente, en este momento de la humanidad, estamos viviendo un cambio de paradigma, incluso a nivel científico, que cada vez se aproxima más y demuestra más que la sanación viene siempre del interior de cada uno de nosotros. De hecho, no se trata de añadir más técnicas y procedimientos a nuestro cuerpo y mente, sino más bien de volver al origen de todo, confiando en nuestra propia naturaleza, como se acostumbraba a hacer en la Antigüedad.

Desde nuestro conocimiento y experiencia, la quiropráctica impulsa esta capacidad de sanación que existe en todo ser viviente. Esta energía, capacidad de sanación o de regeneración es lo que en quiropráctica se llama Inteligencia Innata. Su nombre ya lo indica: es una Inteligencia Superior a la de la mente humana y que es innata en todo ser vivo. Y aquí aparece la idea de que “somos más que la suma de las partes”. Podemos juntar dos pulmones, un corazón, dos piernas, dos brazos… Y así hasta formar de nuevo nuestro cuerpo. Pero ¿qué es eso que hace que el corazón lata? ¿Qué es eso que hace que estemos vivos? Sin esa energía, sin esos impulsos, sin esa vida, el cuerpo seguiría estando formado por las mismas partes, pero se transformaría en un pedazo de materia inerte, carente de vida. De hecho, esta Inteligencia Innata siempre está presente, antes de nosotros nacer y seguirá presente cuando nuestro cuerpo abandone este barco.  La vida siempre es vida y no puede dejar de serlo, no tiene opuestos.

Con los ajustes vertebrales lo que se potencia es esta Inteligencia Innata. Gracias a la eliminación de los bloqueos vertebrales, se consigue descongestionar el Sistema Nervioso. Cuando esto sucede, la comunicación entre el Cerebro y el resto del cuerpo fluye con libertad, y esta capacidad de sanación y regeneración, esta vida interna, se potencia notablemente. Lo que se consigue, por poner algunos de los muchísimos ejemplos, es que el cuerpo fabrique los corticoides y antinflamatorios naturales, que cada órgano reciba correctamente la información del cerebro, y viceversa, evitando así futuros problemas o mal funciones, que se regulen los niveles hormonales, etc. Todo este proceso, en el que todo el organismo recibe la información adecuada en el momento adecuado, hace que empecemos a sentir menos dolor, que baje la inflamación, que tengamos más vitalidad, que durmamos mejor, que mejoren los problemas digestivos o respiratorios, que mejoren las analíticas de sangre, y un largo etc. Pero no es que la quiropráctica trate ninguno de esos síntomas, sino que todo tu cuerpo empieza a funcionar como debería estar funcionando, sin interferencias nerviosas. Y, a su vez, esto sucede porque esta Inteligencia Innata empieza a manifestarse en su máximo potencial. Al hacerlo, al conectarnos más con nuestra vida interior mediante los ajustes vertebrales, no es de extrañar que muchas de las personas que inician el cuidado quiropráctico en Barcelona Quiropractic no solo sientan mejoras a nivel sintomático, sino que también se encuentran con una paz y una tranquilidad interna que, en la mayoría de ocasiones, no puede definirse con palabras.

 

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